miércoles, 25 de noviembre de 2009

ESA LUNA... Por Vidal Cruz

Ojalá hayas visto la luna,
esa hermosa,
esa linda,
esa tan tuya,
esa tan mía...



Esa que en las noches oscuras,
cuando veíamos las olas,
fue nuestra muda compañera...


Un millón de estrellas,
en ese manto infinito,
que calladas miraban,
que calladas veían...
que jamás murmuraban,
si amarte quería...


Esa luna serena,
esa luna creciente,
esa luna tan tuya,
esa luma tan mía...

martes, 3 de noviembre de 2009

RECUERDOS...

Por Vidal Cruz.

¿Cómo no recordarlo?


Parece que fue ayer. Caminába por las radiantes arenas del mar, bajo la luna llena, que desprendía rayitos de luz, los que a su vez se reflejaban en los cristales casi invisibles de aquel manto enorme que se tendía a mis piés.


Caminaba lo dije, cabizbajo, pensando... Y los recuerdos comenzaron a fluir.


Ah!!!- recordar aquella tarde maravillosa en que nos tomamos de las manos y viajamos bajo el cielo infinito al más allá, a los extremos del universo, donde nadie jamás ha ido jamás. Cuando nuestros sueños e ilusiones fusionábanse en una caricia sin igual. Que sueños tan bellos, que hermosas ilusiones las que nadie tuvo jamás… y yo estuve allí…


Esa tarde maravillosa cuando sentados nos dijimos cuanto quisimos y el tiempo no bastó, cuando las palabras sobraron pues las miradas se entrecruzaron y dijeron más que mil palabras… ah... esa dulce sonrisa… Lo recuerdo- bajaste la vista como dejándote llevar por los gritos que en el momento daba mi corazón… y mi boca buscando la tuya se arremolinó en gritos de emoción…


Qué recuerdos los de ayer…


Esa noche serena cuando las estrellas se perdían entre las nubes y escondían su carita burlona… para no ver lo que dos corazones que se amaban podían inventar… Ah que noches más dulces en las cuales ni las luces, ni las sombras me podían negar tu mirar… Esos ojos… dulces… de miel…, esa boca sonrosada que gritaba, ven, aquí estoy tómame ya…


Que linda luna… esa que me alumbró en las noches oscuras y me llevó a donde estaba tu corazón…a donde las sonrisas no bastaban y el silencio se perdía entre los murmullos de los latidos de mi corazón.


Al cantar del jilguero matutino te recuerdo y que más… en lo más recóndito de la noche casi puedo acariciar tu faz… y te siento tan cerca, tan mía, sí… infinitamente mía… ni el viento, ni las olas inmensas, ni el correr de las aguas que aturden mi ser te podrán alejar, sé que eres tan mía y mía serás…


A la mañana te recuerdo, a la tarde también y al llegarse la noche te vuelvo a imaginar, eres una imagen que ha tomado control de mi ser, y por nada del mundo te quisiera perder…


Quiero sentirte mía, mía y de nadie más… y quisiera a los vientos poderlo gritar…