El día se fue perdiendo poco a poco sobre la cerranía,
las luces del poblacho empezaron a resplandecer;
Las estrellas asomaron en el firmamento,
La luna sus destellos dejó un momento ver.
Allá a lo lejos cantó un tecolote,
Un silbo el viento al pasar medio;
Las sombras cubrieron mi mente, mi cuerpo,
El día en noche mi vida cambió.
Tus cabellos oscuros, tu boca escarlata,
Tu cara risueña, tus ojos cafés;
Las luces por sombras en mi resplandecen,
Dulce alegoría, fugaz ilusión.
Campanas repicaron en la noche triste,
Ahumados sonidos de negro desdén;
Antorcha de luz, inmensa tiniebla,
Preñada de alegría tristeza sin final.
Tus regadas bañadas de luna,
Tus versos de dicha y de triste pasión;
Tus coplas cual voces de niños al viento,
caballos halados por la ilusión.
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